Un día mirando las calles llenas de alegría escribí de amor la vida, al otro día empañe mis emociones de tristeza.
Mientras el tiempo andaba corriendo mis pensamientos iban lentos.
Muchos alcanzaban sus tontas mentas sintiendo una efímera realización, otros simplemente volaban en sus mentiras a la fantasía.
Los que morían trataban de aferrarse a la vida, los que vivian no se daban cuenta que todo era una vulgar pesadilla.
El consumo acelerado de la pasión y la juventud podrían la carne y los huesos.
Los más ricos se hacían pobres y los pobres no tenían más nada que perder.
De amor la vida, escrito en un arrugado papel dedicado a aquellas almas nobles que sobre la basura y la ignorancia respetan su propio cuerpo y al prójimo, creyendo solo en el amor por la vida.
Enturbiada de tristeza la consciencia que teniendo todo quiere consumir más mierda.
Todos caminan a ningún lugar, se hablan, se saludad, hacen el amor… no solo el sexo, solo falsas esperanzas de ser libres, y al día siguiente se olvidan con rencor o agencia.
Triste queda el día después de la puta orgia.
Triste queda el alma después de malgastar sus más profundos sentimientos y esperanzas.
En esos días tan rutinarios y vacios se borra la palabra amor y solo queda la falsa luz de un cigarrillo que busca consumir el dolor que se lleva por dentro.
Sigue y sigue la tristeza hasta que un día nos cansamos de esos viejos poemas tan melancólicos, simplemente nos aburrimos de nosotros mismos, del patético patrón existencial de hacer lo que los demás hacen o creen hacer perfectamente.
Tal vez los astros no digan que hoy va hacer el mejor día de mi vida…
Pero dejo todo ese mundo de mentiras porque a medio camino nace di mi alma escribir de amor la vida, de amor cada segundo que respiro en consciencia de mi ser.
Juan Morillo 19/12/2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario