MAESTRA CONSCIENCIA

Atrapado en el laberinto humano me siento bloqueado, sin encontrar la salida. Como cada cierto tiempo nos perdemos del camino y tenemos que buscar nuevos horizontes para renovar el alma. En mitad del camino estoy buscándome a mi mismos. Ya no se quien soy, ni los sueños que soñé. Siento que morí hace mucho tiempo a tras y, solo quede el eco vacío de mis pensamientos.
No intento buscar profundas reflexiones, pero en ti me sumerjo maestra consciencia, para encontrar el yo, que de niño brillaba mas que el sol, a ese pequeño que viajaba a otros mundos mas allá del pensamiento y del entendimiento humano. Donde se escondió, entre mascaras y traumas, aquel dios de mi alma, que ha sido eclipsado en esta nueva generación perdida, de almas contaminadas. Almas que tienen por herencia psíquica imágenes perversas, sentimientos de rencor e infancias muertas de niños que nacen sin inocencia. Los dibujos de aquel pequeño dios, dejaron de brillar y se convirtieron en oscuridad. Aquellas ricas imágenes del subconsciente fueron tomando conciencia de la realidad, de las miradas ajenas y, con temor se desvanecieron en el tiempo. La realidad le gano a la fantasía, olvidando por completo que era mas hermoso vivir en mi propio mundo que en el mundo de las apariencias donde se finge la felicidad. La luz de la meditación se apago. Maestra consciencia dime: ¿quien soy yo?.

De tantas noches hablando contigo en mi soledad, recuerdo otras muertes y otras vidas. Recuerdo tantos poemas, que no eran poemas, sino la llave de las puertas de la consciencia infinita, donde en silencia, el alma de muchas vidas susurraba a mi odio la sabiduría del camino a la vida. Y fue así como entre los brazos de tu sabiduría aprendí a amar mi nombre y mi apellido, dar gracias por el momento vivido y las malas experiencias, que se transforma en el razonamiento mas profundo del ser, para seguir adelante, en la metamorfosis del pensamiento, donde los milagros dejan de ser cuentos de hadas y nos muestran, que el milagro de verdad, esta en el deseo de vivir.

Me perdí y te perdí, como un ciego me deje llevar entre la gente que camina sin sentido por la ciudad. Lo que escribo ya no tiene sentido, aunque nunca lo ha tenido y, nunca lo tendrá, si algún día dejo de creer, para siempre, que estoy loco, que es mas importante vestirse como los demás y, ser igual a todos. Si dejo de pensar que porque ya estoy viejo, no puedo soñar como niño. Ese día sera el verdadero final, la luna dejara de brillar y la aurora nunca mas me mostrara el camino a la gloria. Y tu, maestra consciencia, alma de mi alma, le estarás gritando, que la vida es bella, a un zombis mas que se dejo hipnotizar por el mundo de los bobos.

Maestra consciencia, eres mi bruja, la enfermedad que me cura, el teatro que monto para actuar como me da la gana. Liberas mis demonios, guías mis poemas, en tu pecho soy hombre y mujer, puedo actuar como marico también y, reírme de los tabús de la vida que oprimen el alma entre apariencias y etiquetas.

Maestra consciencia, muéstrame el camino, ensañarme de nuevo a dibujar como niño, y entre largas horas en silencia, entiérrame en la meditación mas profunda. Junto a ti, soy de nuevo yo, aquel imbécil que perdió el camino. Escribirte a ti, es la única terapia que me cura cuando ya empiezo a sentirme ambicioso de cosas vacías como el resto del mundo.

Juan Morillo Derechos de Autor Venezuela