jueves, 8 de agosto de 2013

CAMINO A LA VIDA MAS ALLA DE LOS SUEÑOS


EL NACIMIENTO DE UN NIÑO


Desde la fuente primitiva comenzaba a germinar las raíces del árbol de la vida.

El ovulo ideal se formaba para evolucionar la psique más allá del triste vacío de lo material.

El universo estallaba en medio de mi expansión cósmica moldeando mi estructura incorpórea.

Reposando en las nebulosas fluía alrededor de pequeñas partículas que se entrelazaban para formar mi inconsciente.

No estaba vivo ni muerto, no era luz ni oscuridad, simplemente era un soplo de aliento a la deriva en el éter astral.

Desde las penumbras de lo intangible nací más allá de los planetas, entre la amalgama del calor y el frío floreció un pequeño prodigio.

Sobre el manto infinito de las galaxias guardaba en mi núcleo la irradiación energética de la complementacion anímica.

¡Tucúm! ¡tucúm!, mi corazón empezó a latir al ritmo de la creación para darle inicio al milagro de la vida.

Percibiendo la fuerza del cosmos, era un neonato alimentándome del cordón umbilical de la existencia.

Al pasar los siglos me trasforme en un niño, inocente, sin temores ni enredos.

Viajando a través del espacio choque en una tierra gris y acelerada, sus habitantes no paraban de discutir, sin saber por que discutían.

Como había llegado a esta tierra sin padres fui adoptando por una familia pobre y humilde, que vivían acurrucados en un rancho de zinc a las afuera de un pueblito.

En las noches, más allá de mis sueños sentía una cálida presencia que me guiaba en el caos de la humanidad. Como nadie podía entender mis pensamientos extraorbitarios con el tiempo fui adoptado la manía de hablar solo.

Todos me decían loco, pero muy guardado en mi corazón tenia la firmeza de que la vida era un milagro, de que mis verdaderos padres habían volado hasta el infinito de la creación, haciendo posible en su unión mi nacimiento.

Desde muy pequeño comencé a trabajar, limpiando bostas en una pequeña plaza a kilómetros de mi hogar.

Una tarde caminando por la desolada carretera que daba hasta el pueblo vi volar sobre el crepúsculo del cielo una aurora boreal, la luz cromática que parpadeaba en el firmamento era el espectáculo natural mas hermoso que había visto en toda mi vida.

Extendiendo mis brazos corrí sin parar detrás de la aurora, en mi veloz andar fui gritando a todo pulmón. _ ¡No imparta lo pobre que sea¡ ¡Soy feliiiiiiiiiiiz! ¡Soy feliiiiiiiiiz!


UNA VISÓN APOCALÍPTICA


Desde el inconsciente hacia la consciencia se abren los canales de la percepción.

Sobre el cielo en llamas van volando los fragmentos desmembrados de soldados que defiende las fronteras en armas de la ignorancia. Destruyendo el reino de la naturaleza y las especias salvajes, cuarteando la tierra con los cráteres que dejan las bombas, desgarrando los arboles en ráfagas de ametralladoras, y contaminando el aire entre los desperdicios que deja cada conflicto revuelto, por los cobardes que se sientan en gobiernos de hipocresía y deshonra.

La guerra no perdona y borra con su odio la fe de los creyentes liberando la bestia que cada persona encierra en su interior. Las personas que antes eran decentes, con la muerte cerca, se van convirtiendo en caníbales excitados por la confusión.

La coexistencia al rededor de los muros que encierra la civilización moderna se ha convertido en un infierno que arrastra a los mas inocentes hacia el abismo de la destrucción que crearon los fundadores de la abominación terrestre.

Encadenándose a la miseria los niños funden sus ojos en las penumbras del dolor para maldecir su nacimiento y marchan a la guerrilla alimentando su rencor con las manos manchadas de sangre.

La tortura de los que se engañan a si mismo, es eterna, pero sus vicios solo duran un parpadeo. De tanto golpear la pared los nudillos se lastiman, de tanto llorar en omisión la voz se enmudece.

A lo lejos, solo parece que son niños infelices pero dentro de su piel, dentro de sus memorias la tristeza los condena en múltiples reencarnaciones

En un mundo paralelo a esta materialidad la sonrisa de aquellos niños muertos en guerra se desbordaría de alegría al terminar el día, sobre el ocaso jugarían en el columpio del parque, correrían, saltarían y sin ninguna preocupación continuarían al siguiente día.
Pero en este mundo no hay amor.

Sin amor, las niñas pierden su propio valor.
Sin amor, los niños pierden su sensibilidad.
Sin amor, di los primeros pasos de mi subsistir.

El amor no existe en la estructura que sostiene los pilares del discernimiento humano, entre las ruinas de la sociedad moderna se ha ido dejando una vulgar ilusión sentimental.

La alteración del crecimiento cobra sus defectos en el desarrollo del alma.

El final de los tiempos transcurre en la acracia de la humanidad inundando las calles sobre marejadas de zombis que arrastran la civilización hacia un pandemónium. En el murmullo de rezos y oraciones se escucha el lamento de los que mueren atormentados por la culpa que los condena.

Los nazarenos sucumben el día de la ira dejando sobre las cenizas a un pequeño de 7 años. Errante el infante vaga en el desierto de un mundo devastado. Observando el Apocalipsis a su alrededor el niño toma entre los escombros un objeto punzante y se corta las venas. Antes de morir el infante, con su ultimo soplo susurrar al aire contaminado. _ La vida es una mierda.


ESTO ES UN SUEÑO. SI SOLO UN SUEÑO


Onírico se hace el hilo que sostiene la inspiración de los poemas, mirando más allá de la realidad la demencia de la sociedad.

El esclavo de si mismo trabaja para ganar perdidas, destrozando su pureza, intentando sobrevivir en su eterna decadencia espiritual.

Los traumas abren las puertas de la esquizofrenia para alimentar la anarquía comiendo mierda de las fantasías.

Trastornado camina el individuo sobre su propio drama paradójico dividiendo su personalidad en múltiples mascaras que fragmentan aun mas la fragilidad de sus emociones, dejando borrosa e irreconocible su propia verdad personal para desarrollar las patologías que lo sumergen en el cáncer de sus propios sentimientos.

Jugando con su inventiva y políticas dogmáticas el hombre cree que puede llegar a ser el dios de una nueva era, pero solo consigue quedar más y más perdido en el laberinto humano, estancando la evolución de su nacimiento entre el universo que lo creo y la estupidez humana.

Cada persona crea su propia barrera para aislarse del mundo, imaginando que así puede superar el miedo a la sinceridad.

Mientras el ser desconozca su propia sombra y oprima su psique entre las paredes del materialismo, jamas despertara de los sueños mundanos.


CIUDAD DE LOS ZOMBIS


Despierto en mis sueños caminando en espiral por los escalones de una torre. Hacia bajo, mas abajo de la tierra voy adentrándome a lo desconocido de mi entelequia. Mi corazón retumba agitado mientras el descenso continua casi sin visibilidad alguna.

Girando en círculos a través del largo cilindro mis pasos siguen la inercia del movimiento. Ya no puedo ver donde piso, ni mis manos, ni la claridad de los candelabros que quedaron detrás de mi sombra.

Desesperado dejo de tocar los muros para correr hasta el final. En mi enérgico esfuerzo se enredan mis pies y caigo rodando como una pelota.

En las tinieblas, mi cuerpo se golpea con el eco de una puerta. Adolorido me incorporo en la oscuridad tanteando con mis dedos la manecilla de la cerradura.

Al pasar del otro lado me encuentro en una enorme ciudad envuelta en una densa neblina.

Luego de recorrer algunas calles desoladas, me tropiezo con una persona en extrañas condiciones.
Su piel estaba pálida y corroída, su andar era torpe y vacilante, al acercarme para conversar solo balbuceaba sonidos sin articular.

Era un zombie deambulando por las avenidas. Pero no estaba solo, al mirar con mas inclinación el área descubrí que todo el urbe estaba poblado de muertos vivientes.

Tembloroso troto de un lado a otro, zanqueando por las avenidas, las plazas, los bulevares y los semáforos. De tanto andar esquivando a las criaturas me detengo en medio de una encrucijada a observar como se comportan.

No me persiguen, ni siquiera notan mi presencia, solo entran y salen de las tiendas comprando cosas innecesarias, laborando sin cesar como si estuvieran vivos.

Semejante a una ola de fanáticos los zombis circulan a mi alrededor descontrolados como una estampida de toros salvajes.
Caminando sin rumbo me pierdo aun mas en el caos de la metrópolis, la neblina entorpecer mi andar acortando mi perímetro visual. El atolladero de cruces y veredas confunden mis sentidos, corro, grito, doy volteretas pero siempre termino aturdido e ignorando por los descerebrados.

¿Es mi mente la que ha creado este mundo bizarro o es el destino que compartimos todos?

Aunque me siento vivo creo que ya estoy muerto, en realidad no hay diferencia entre este holocausto de cadáveres y lo que recuerdo de las personas de carne y hueso. En esté y cualquier mundo el hombre solo sera un fantasma de su propia creación ignorando su origen, sin saber a donde va.

De pronto frente a mi se abre el suelo agrietando el asfalto y haciendo crujir la tierra, del agujero se impone un enorme rascacielos que se eleva hasta las nubes.

Atravesada la estructura en mi camino decido entrar para llegar hasta el ultimo piso y obtener un plano aéreo de la ciudad.


UN RASCACIELOS ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA


Pasando por el recibidor me invade un aire frío, mirando hacia los laterales observo que el lugar esta desolado.

No había ningún muerto a la vista todo el interior estaba aislado del caos de la ciudad, como si el enorme rascacielos fuera un puente a otra dimensión.

Revisando los estante de la recepción encontré entre las gavetas una pequeña llave con una etiqueta que decía: LLAVE DEL ASCENSOR Tomándola me detengo frente a las compuertas del elevador buscando la ranura de dicha llave. Al encontrarla la introduzco girándola hasta que escucho el “clack” que indica que las puertas se pueden abrir.

Intentando separar las placas metálicas con mis manos percibo desde el otro lado una corriente helada que me va dejando sin aliento.

En medio de la ranura vertical vislumbro un manto celestial que centellea en el firmamento.

De la impresión retrocedo torpemente cayendo sentando a las compuertas que se cierran en le apto.

Al quedar abatido en el suelo veo sobre el marco del montacargas la numeración de los pisos, con una extraña secuencia numérica que se leía :5.8.9.12.26.30.45.51.66.78.80.92.100.1000.2013

Distraído en la confusión serial siento vibrar las paredes a mi alrededor, y escucho un.

¡Tween!

A mis pies se abren las puertas del ascensor,
mostrando el cubículo que transporta la carga.

Al montarme en la plataforma el espacio reducido me trasmitió la sensación de estar dentro de una urna, impresión que aumento cuando las compuertas se cerraron.

Al contrario de la numeración que se mostraba afuera sobre el pórtico el tablero dentro del cubo solo tenia un botón con un pequeño monitor indicando PB

Pisando el botón el mecanismo se pone en movimiento haciendo que la caja mecánica se eleva velozmente empujando mi cuerpo.

En la pantalla del tablero los números aparecen y desaparecen al azar como en un juego de lotería.

24.-- 14.-- 5.--65--.2.--8.--10.--6.--60.--3.--1

Frenando bruscamente el ascensor se detiene en el piso 3.


PISO 3


Las placas se abren y entro en un enorme salón a media luz, al adentrarme veo en el centro un anciano sentado sobre una silla, alrededor de este, se extendía un espiral marcado en el suelo con tinta roja. Entrecerrando los ojos el anciano hace un esfuerzo enorme para enfocar mi rostro. Sin que yo pudiera pronunciar una sola palabra el jubilado me habla como si él estuviera solo.

_ Yo estuve aquí cuando se creo la metrópolis muchas fraternidades decían que levantar un urbe a lo largo y ancho de las inhóspitas llanuras era la solución idónea para poder dominar el espíritu salvaje del hombre, para que así no vagase por los campos y las montañas en busca de un refugio acogedor que le proporcionara comodidad. En su ignorancia mística la mente se desprendió de las estrellas y la clarividencia, destruyendo los bosques, contaminando los océanos, agrietando los suelos e intoxicando el oxigeno, tan solo para construir un armazón de concreto y plástico que cercena las raíces nativa que conforman el legado de los que fueron un día los primeros aborígenes que evolucionaron la psique humana, edificando sobre sus tumbas la ciudad; un laberinto erguido sobre muros y plataforma teatrales que enmascara la esencia del hombre manipulando su voluntad, su intuición, su instinto y haciéndolo mas débil y dependiente del consumismo. Irónicamente los grandes logros de la tecnología se han creado inspirados en el mundo silvestre. Lo que no ha podido entender el hombre moderno y nunca entenderá, es que su propia alma es un ente vivo que forma parte de la naturaleza. Las grandes tribus indígenas comprende esta verdad universal, por eso es que en sus rituales sagrados los shamanes representan la virtud del guerrero a través de la conexión con los animales y los elemento de la Madre Tierra, de esta manera se simboliza el vinculo que la humanidad concibe con el cosmos. En una aproximación cercana a los salvajes los citadinos acogieron infinidades de representaciones mitológicas formadas por sus egos, fantasías y temores, para darle una alegoría metafórica a sus impulsos psíquicos, que le exigen llenar un vacío existencial entre deidades que alientan la opacidad que le somete a la adoración de su propia imagen alterada de forma sobrenatural, pero que a la lagar es parte de su propio ego, mientras que para los nativos el único dios esta dentro de ellos mismo. Ahora la esencia del hombres es dominada por los sistemas religiosos, por las leyes, por las ciencias, por los miedos estructurados, por las comodidades y sobre todo por el peor de los males del espíritu, el juego sociológico en el que cada persona finge bienestar, finge felicidad, finge amistad, hasta se falsea el amor y la espiritualidad.

Luego de terminar su discurso el abuelo quedo sumiso en un profundo silencio, lo único que hacia era mover la cabeza de un lado a otro.

Intentando tener respuesta de este mundo surrealista le pregunto al oído.

_ ¿esto es un sueño?

Dejando el inquietante movimiento de su cuello exclama.

_!Claro que no es un sueño¡ es un sustantivo astral, todo lo que el cerebro percibe no importa si viene de la consciencia o el inconsciente representa una materialidad o posible materia potencial.

Sin entender ni pió de lo que decía el abuelo, aborde la pregunta desde otra interrogante.

_ ¿Pero este mundo es real o no?

A lo que respondió abriendo los ojos como luna llena y fijando su mirada hacia el vacío del estudio.

_Este mundo es la respuesta simbólica a las perturbaciones que ha creado la humanidad en su andar por el camino de la creación, un tejido de información connatural que se proyecta mediante los sueños y el inconsciente. Solo el niño que habita en el umbral que separa la consciencia del inconsciente es capaz de comprender los enigmas eventuales que guían al adulto hacia su complementacion anímica. Pero estamos muriendo explotando las creencias sustentables que permiten el crecimiento y desarrollo de la psique.

De golpe, el octogenario se levanto de la silla corriendo desesperado y profetizando calamidades por todo el salón.

_Los arboles arden en las montañas oscureciendo el cielo, la naturaleza muere lentamente delante del hombre que la consume para cagar desperdicios. El sol se hace negro la luna se tiñe de rojo. ¡El Apocalipsis es ahora!, ¡el Apocalipsis es ahora! ¡el Apocalipsis es ahora! Refugiándose en una esquina de la habitación el anciano se arrodillo y comenzó a llorar. Su llanto era acompañado de un escalofriante chillido. Por todo el estudio corrían ríos de lágrimas que fueron acumulándose rápidamente formando posos que crecían sin parar.

Alejándome del inconsolable anciano me apresuro por llegar al ascensor. Su lamento era tan pronunciado que en poco tiempo hizo una laguna en el enorme estudio.

En un parpadeo, el agua me llegaba hasta las rodillas. Aunque mis pies se movían no avanzaba lo suficiente para huir del diluvio. Era inútil progresar, pero me daba terror rendirme y ahogarme en el mar de lágrimas.

Con el liquido hasta el cuello cerré los ojos y me fugue de la situación, no quería morir, no quería estar ahí.

La primera imagen que me llego en la oscuridad de mis ojos, fue la silueta de mi cuerpo desnudo congelado en las heladas capas de un bloque de hielo, estaba muerto con el rostro demacrado y estirado de desesperación, al igual como perecen los fusilados que abando la carne con los ojos abiertos, queriéndose aferrar a un día mas para entender lo que no pudieron entender de sus errores, con la duda inquietante de si luchaban en pro de la paz o a favor de la destrucción. Lo segundo que vislumbre fue un cielo despejado. De entre las nubes aparecía una india pintada de rallas amarillas como rayos de sol que adornaban su piel morena y resaltaban sus senos erguidos, caminando en torno a mi, me decía: “cuanto mas agitado este tu corazón, mas difícil te sera salir de las aguas estancadas que dejan tus aflicciones, no le tengas miedo a la muerte porque ella es tan natural como el aliento que te da vida”.

Volviendo en sí deje de moverme a pesar de que el agua ya me había sepultado por completo. Inmóvil voy sumergiéndome en la tranquilidad mi de ser. Cuando no pude aguantar mas la respiración la fuerza de una ola empujo mi humanidad hacia el ascensor.

En medio de la corriente las puertas del montacargas se abrieron dejándome pasar, al entrar el agua fue bajando de nivel drenando por completo el piso. Respirando profundamente la entrada se cierra y el engranaje se pone en marcha elevando la caja mecánica.


PISO 10


Nuevamente al azar el elevador se detiene al titilar el numero 10 en la pequeña pantalla.

Al separase las placas metálicas se abre frente a mi un espacio blanco e infinito escaso de paredes, suelo y techo.

Sin atreverme a dejar el montacargas me arrincono para no caer al vacío.

Contra mi voluntad una fuerza invisible me empuja fuera del cajón, fugazmente intento agarrarme de algo pero es inútil.

Arrojado en la transparente atmósfera mi cuerpo queda flotando a la deriva, la inmutable quietud del lugar jugaba con mis pensamientos.

Ausente de sonidos y dirección mi cerebro se iba a los recuerdos mas tranquilizantes de mi memoria proyectando en mi entorno los espejismos de mi evocación.

Estábamos los dos reunidos en una noche de navidad, compartiendo sonrisas y anécdotas, el vino nos embriagaba y nos hacia olvidar de momento el terrible pasado de donde habíamos llegado.

Me sentía feliz de estar junto a esa persona porque su presencia borraban mis pesadillas y le daba paz a mi alma.

No sabia de donde había llegado pero en el interior se parecía a mi.

A su lado comenzaba a entender la sinceridad de los sentimientos que se esconden en la sombra de los miedos.

Abruptamente los recuerdos se detienen llevando mis revelaciones hacia el pasado enfocándose en escenas reprimidas.


EL PASADO


Me veo de 15 años creyendo que todo lo que me dicen es verdad como una polilla que sigue cualquier fuente de luz

La vergüenza me invadía al mirarme al espejo me sentía feo, rechazado, desfigurado como un cuadro abstracto sin ningún tipo de valor.

Para la gran mayoría un complejo físico que se superaba fácilmente con unos trapos, maquillaje y dinero.

Cada pequeño defecto que veía en mi me encerraba profundamente en las penumbras de mis adentros.

La perfección de los demás se burlaba a diaria de mis pequeños logros. Quería huir a una isla donde nadie me hiciera sentir mal a un mundo donde todo fuera como yo imaginaba.

Retrocediendo las evocaciones hasta los 7 años, estoy encerrado en casa, papá y mamá se fueron a trabajar y me dejaron solo.

Rodeado de las enormes paredes oía en el abandono de mi niñez que los rincones y pasillos de la casa me hablaban con voz añejada, aunque me tapaba los oídos seguía escuchando las voces espectrales en mi cerebro.

Las horas se hacían eternas cuando me dejaban enjaulado en mi hogar, el misma pánico se repetía años tras años.

La soledad me aterraba rompiendo mis dientes y alterándome los nervios. Toda mi infancia estuve acompañado de la soledad.

Vuelvo a la adolescencia hacia los 20 años, estoy encerrado en mi habitación viendo correr la sangre de mis venas.

Las lágrimas congelan el instante de dolor, poco a poco siento que se me va el aliento. Mi garganta seca pide un poco de alcohol y mis fosas nasales el humo de un cigarrillo. Hace más de 5 meses deje de tomar y fumar aunque ha sido un gran avance hacia mi reestructuración aun así no encuentro la felicidad.

Los diplomas colgados de la pared solo hacen que mi espíritu se sienta mas golpeado. El sexo fugaz viene y se va dejando la rutina dentro de mi soledad, nada de lo que hago consigue que el niño dentro de mi vuelva a sonreír como en mis fantasías.

Siento que estoy crucificado a la sociedad, crucificado a mi forma de inferir las cosas.

Mirándome de joven en la retrospectiva comprendo que pude a ver logrado muchos cosas más de no ser por aquella época tan solitaria en mi niñez.

Insistiendo enfáticamente en los espejismos percibo paulatinamente que fue un acontecimiento único el que marco mi destino a la decadencia.

Concentrando mis cicatrices en una sola proyección entro en el calabozo más oculto de mi pasado.


EL NIÑO Y LA BESTIA.


Regreso a los 7 años a esa etapa de incansable desamparo.

Una ventana se escucha estallar en el piso inferior de la casa interrumpiendo las voces fantasmales, el eco del sonido anuncia la entrada de la bestia a mi hogar, ignorando lo que pasa en la planta baja corro a la puerta del cuarto y paso el seguro esperando a que la criatura se valla sin notar mi presencia, los minutos se hacen más lento de lo costumbre, endemoniada la alimaña destruye todo a su paso buscando algo de valor que sacie su sed de sadismo, el estruendo que causa su ira se escucha como los relámpagos de una noche macabra, los rincones se estremecen con su búsqueda. Después de un rato hurgando en la parte inferior de la vivienda los pasos del intruso marchan por las escaleras como si su olfato oliera el miedo que calla mi silencio, de golpe tumba la puerta del cuarto de al lado donde duermen papá y mamá en el lugar desata de nuevo una tormenta destrozando todo lo que encuentra a su alrededor, los muros se agrietan los cuadros se caen, de pronto el alboroto queda apaciguado, el monstruo ha conseguido algo que calma su demencia, pero aun quiere más de su vicio. Frente a mi puerta se ha parado, cansado de forzar la cerradura embiste a patadas con todas sus fuerzas, sin salida de lo que se avecina me escondo de bajo de la cama, la aldaba no aguanta más y por los aires la puerta vuela, insaciable del impulso que le domina la bestia vuelve a tumbar todo lo que encuentra organizado en mi cuarto infantil, mordiéndome la lengua ahogo mis gritos mientras todo cae al suelo, exhausto de registra en las gavetas y el escaparte el poseído se para justo en el marco de la entrada, desde mi tenue refugio veo sus sucias patas entre la claridad del cuarto y la oscuridad del pasillo, respira agitado como echando fuego por la nariz por segundos permanece ahí indeciso de irse o seguir buscando algo que no ha saciado su odio por vida, en la eternidad de mis adentros se abren las puertas del infierno descendiendo a un mundo irreal, un solo pensamiento cruzaba por mi mente “vete,vete,vete,vete”. La luz del cuarto se abre paso sobre la oscuridad que me ocultaba, el liviano colchón de la cama sale disparado con el esqueleto de aluminio que lo sostenía dejándome al descubierto, paralizado grabo en mis olvidos el amargo momento como una película borrosa, “dios no existe, nunca ha existido”, fue lo único que puede pensar. Los fragmento del rompecabezas se empezaban a articular para revivir el olor, el sonido y la horrible sensación del siniestro.

Acurrucado en el suelo no me atrevo a levantar la mirada,
la bestia me mira satisfecho de lo que ha encontrado.

Con sus garras me levanta, en el impulso cierro fuertemente los ojos, no quiero mirar, no quiero verle el rostro.

Acomodando la silla donde mamá se sienta a leerme cuentos de Klaus Poppe me sienta en sus piernas, jalando fuerte de mis cabellos me hace abrir los ojos.

Parpadeo para enfocar sus ojos rojos que me miran fijamente, su aliento putrefacto pregunta.
    _ ¿el dinero niño donde esta el dinero?

Ausente del momento me quedo callado.

    _ si no hablas te mato...

    _ deja de llora...

    _ responde...

No entendía lo que sucedía, no era capaz de entrar en razón.

Sobre mi cuello sentí el calor de su garra.

Tensando fuertemente los dedo no podía respirar, la luz se me iba, las pupilas me revoloteaban fuera de su orbita, me estaba muriendo.

Antes de entrar en coma logre escuchar a lo lejos las sirenas de una patrulla, después perdí el conocimiento. El monstruo se había ido contaminando la inocencia de mi infancia descontrolando la percepción de todo lo que me rodea y dejando su huella imborrable marcada en mi piel, para liberar con el tiempo mis propios demonios.

Desentrañando lo sucedido los recuerdos revividos desaparecieron dejándome nuevamente en la atmósfera blanca de donde habían surgido.


EL ABISMO DEL MURCIÉLAGO


Durante un rato estuve conmocionado sin intención alguna de salir de aquel abismo.

Al mirar dentro de la caja de pandora comprendí que muchos de mis fracasos, errores, miedos, fobias y trastornos de conducta tenían un origen mas profundo que una simple negación o depresión.

El trauma psicológico había creado un espectro fantasmal que me atormentaba arrastrándome hacia conductas y decisiones irracionales.

Desde aquel día mi comportamiento sufrió una perturbación intelectual y sociológica abriendo además una percepción introvertida de los conflictos colectivos.

Entre las caretas que usaban las personas podía captar sus complejos sus errores y lo confundido que estaban aunque fingieran una sonrisa.

Sobre el peso de mis hombros sentía que era yo contra doto el mundo y que el mundo estaba encontrar de mi.

La humanidad con sus vicios y sus desordenes me daba asco hasta el punto de llegar a la neurosis de odiarme a mi mismo.

Todo lo que sufría se reflejaba a mi alrededor y volvía hacia mi interior, estallando en comportamientos descontrolados, por largas temporadas trataba de dominarme pero la ausencia del descontrol se acumulaba en estallidos peligrosos de ira, con lo cual la cura era más peligrosa que la enfermedad.

Mi adolescencia fue como un murciélago en el abismo, el eco de mis pensamientos se expandían en la confusión sin tener ninguna compresión de lo que sentía para poder extender mis negras alas y volar fuera del aturdimiento.


EL TRAUMA


Ausente de mi razonamiento dejaba a la deriva mis pensamientos, sumergido en el firmamento de la blanca habitación donde flotaba mi cuerpo.

El quedarme estancado por toda la eternidad en ese extraño mundo paralelo ya no me asustaba, ni la muerte me daba miedo.

Por momentos más allá de esta enigmática experiencia, sentía que mi vida era una cadena de interminables tragedias.

Fugazmente comprendí que no era yo contra todo el mundo, la verdad más profunda que pude desentrañar en las interminables horas de mi aislamiento, era que una parte de mi necesitaba arrogarse hacia ideas traumáticas para sentir un extraño placer en la decadencia de mi autoestima amplificando el drama, el miedo, la soledad y las malas decisiones.

El impacto traumático se había transformado en la oscura sombra de mi inconsciente atacando mis nervios para recurrir impulsivamente a la ansiedad de mis sentimientos, reprimiéndolos en el aislamiento o explotándolos en exceso de compañía.

Sin motivos algunos habían días en los que cambiaba drásticamente de humor llorando en la melancolía colérico en la frustración, con necesidad incontrolable de ser amado, de estar acompañado o completamente solo.

Dentro de mi existía una división de múltiples personalidades que se peleaban entre sí para obtener el control de mi ser.

En ocasiones no sabia quien era yo, o lo que hacia para sobrevivir, si lo que maquinaba tenia sentido o no.


POLARIDADES DEL YO


Como si un empujón separara mi alma del cuerpo me veo en los eclipses cotidianos del ego.

Fuera de mi observo la representación física que todos reconocen como el yo social, más no es el yo verdadero, solo es una actuación circunstancial adaptativa a la situación que se me presenta como una respuesta estimulada que cambia vertiginosamente de estados afectivos.

En una escena desentrañada por la blanca habitación, me veo colérico, endemoniado por la frustración y el miedo, golpeo las paredes odiando a las personas que me aprecian.

Cambiando de acto estoy abrumado, ahogándome en la pena y los vicios para repetir los fracasos y errores que me hacen adicto a la negación.

En otra secuencia aparezco enamorado y confundió haciendo tonterías para calmar mis pasiones y deseos innecesarios de compañía.

Ahora me veo riéndome de cualquier tontería, no puedo parar de reír de cosas estúpidas y sin sentido.

Terminando la jornada del día aparezco estresado olvidando cada pequeño detalle de lo que me hace feliz.

En la colectividad soy lo que los demás ven de mi, la primera impresión que toman de un momento repentino que produce un juicio improvisado.

Pero en realidad no soy lo que soy, sino lo que han hecho de mi, una fragmentación de personalidades incontrolables creadas por el conflicto de polaridades que busca su propia verdad.

En la individualidad soy un ser irreconocible a mi propia verdad buscando respuestas y soluciones para evolucionar el alma que vibra dentro de mi.


EL RAZONAMIENTO INTRÍNSECO


Ondeando en mis reflexiones comprendí que mi comportamiento alterado no era una enfermedad clínica, que se curaría con simples antideportivos, sino, una manifestación natural de patrones desencadenados por el impacto psíquico de un trastorno vivencial, creando así un desorden psicológico que el inconsciente busca organizar a raíz de los sueños, la intuición y la espiritualidad, guiando al hombre hacia su propio origen y crecimiento personal.

El antagónico placer que sentía en la degradación de mi humanidad era el estimulo de mi sombra por permitir aptos vergonzosos y degradantes hacia mi propio persona, en los que mis penas se refugiaban para llenar la ausencia de amor y sinceridad con la que había nacido.

Los cambios de personalidad incontrolables expresaban una alteración psíquica mediante una continua identificación intrínseca con formas representativas que me recordaban de forma imperceptible los eventos traumáticos. Desbordando o apaciguando la fluctuación de una energía mal canalizada.

De modo que estos eventos creaban conflictos existenciales con los que se rompía el auto control de los cambios de personalidad cotidianos para hacerlos pelear entre ellos, intentando encontrar una definición propia del yo más profundo, de los sentimientos y las sensaciones subjetivas.
Todos estos cambios se manifestaban en cada pequeño aspecto de mi realidad y mis sueños como símbolos y signos que me guiaban a la comprensión, aceptación y superación del traumatismo.

Fluyendo mediante las sensaciones podía captar una cálida presencia que me guiaba hacia este entendimiento.

Como si una fuerza se apoderara de mi destino iluminando el camino que debía seguir.

Hasta esta encrucijada causal podía llegar mi compresión de las escenas desencarnadas por mi inconsciente. Mi tiempo aquí había terminado haciendo aparecer nuevamente de la nada el elevador.

 
PISO 31.


Ascendiendo más alto que los anteriores piso llegue hasta un largo pasillo rodeando de puertas de roble de las cuales se escuchaban gritos, cánticos y oraciones.

Adentrándome hacia el interior del corredor el ruido ineludible de las puertas intrigan cada ves más mi curiosidad.

Paso a paso camino en sigilo procurando no hacer ruido hasta acercarme a la ranura de una de las tantas puertas del pasillo.

Apoyando el odio escucho una vos que me habla desde el interior de la habitación.

_ Deja de curiosear, si quieres pasa pero no te quedes a mitad del camino porque la incertidumbre te puede arrastrar a la ignorancia.

En medio de la puerta colgaba varias oraciones que decían:

CAMINA A LA VIDA PORQUE ESTAS MUERTO.

SOBRE EL MANTO DE LA AURORA RENACE LA CONSCIENCIA PERDIDA.

AUNQUE HALLAS RECORRIDO MILLONES DE KILOMETROS NO TE RINDAS A DOS PASOS DE LA GLORIA.
MAS ALLA DE LAS ESTRELLAS ENCUENTRA LA RESPUESTA EN TU PROPIO PENSAMIENTO.

NO TOQUES LA PUERTA ENTRA SIN TEMORES PORQUE ESTAS EN TU CASA.

Entrando veo a la distancia una anciana sentada de rodillas cruzadas en el centro de un mandala tejido en lino, sobre el cual estaba orando en un dialecto indígena.

EL ORÁCULO


Mirándome con la ternura de una madre que se reencuentra con su hijo, la anciana me dice:
_ No tengo que ser adivina para saber que estas perdido, vamos pasa sientate a mi lado, los grandes espíritus te han traído hasta aquí para conversar con tu alma.

_¿Pero porque yo si mi vida no tiene importancia?

_ Nada de lo que veas en la carne tiene importancia tu cuerpo solo es un instrumento del espíritu, son los anhelos del amor los que le dan importancia a lo material, si un hombre trabaja duro para conseguir riquezas, solo obtendrá riquezas vacías, pero si un hombre dedica su vida a descifrar los enigmas de sus sueños obtendrá la luz de la consciencia. Tu estas aquí porque ya no tienes nada que perder ni nada que ganar, tu camino trasciende a la iluminación.

_ ¿De eso se trata todo este mundo onírico, de encontrar la iluminación? Pero yo no busco la iluminación, solo quiero paz.

_ Eres diferente a los que se sumergen en el inconsciente la mayoría solo busca la dichosa iluminación para darse el titulo de dioses y crear adeptos a sus religiones, entre estos y los zombis materialistas no hay diferencia.

_ ¿Pero de donde nace este mundo del inconsciente?

_ Para hacer la respuesta sencilla tienes que entender y aceptar la idea de que existen múltiples formas de consciencia y múltiples personalidades contenidas en un solo individuo.
_ Pero si yo soy yo aunque este enojado o alegre como dices que en realidad estoy dividido?

_ Si pudieras reconocer y aceptar la sombra que te atormenta diría que tú, eres tú, consciente de tus múltiples personalidades, pero en ocasiones reconocemos que no somos totalmente conscientes de lo que hacemos sumergidos en un mar de emociones y situaciones en las que nos envuelve la vida, así que simplemente nos dejamos llevar por las circunstancias y actuamos como si estuviéramos poseídos por otra entidad viviente, por ejemplo: una persona deprimida a punto de suicidase no es la misma persona si esta compartiendo risas con sus amigos, son dos personalidades totalmente opuestas pero forman parte de un mismo individuo.

_Eso quiere decir que dentro de cada persona ahí todo un universo, ¿pero como reconocemos nuestra propia ser interior?

_ Cada persona por sí sola, es una acumulación hereditaria de patrones subconscientes preestablecidos que a la larga conforman una potenciación continua a largo plazo, dando como resultado lo que cada persona reconoce como su propio yo, lo cual es su consciencia innata que va desarrollando y amplificando con el paso del tiempo.

_ Eso quiere decir que yo aquí y ahora existo en todo los rincones del universo, y que solo puedo reconocer esta entidad viviente a través de las experiencias heredadas por mis ancestros y la acumulación de mis propias experiencias.

_ ¡Exacto!, la historia de nuestros antepasados queda grabada en nuestro inconsciente forjando el molde con el cual reconocemos lo que somos y lo que nos rodea, para asentir nuestros instintos naturales, como la necesidad arraigada que las mujeres tienen de proteger a sus hijos cuando nacen o en ausencia del parto adoptar esta conducta mediante la adopción. Es a través de estos patrones predeterminados y la expansión de los sentidos que los oráculos predecimos acontecimientos futuros, aunque ninguna historia se repita con exactitud nadie puede escapar de su propio destino y aunque cada quien sea dueño de su propia suerte estará siempre unido a las leyes universales de su propio nacimiento como el cordón umbilical que alimenta su espíritu y lo hace renacer en su esencia para transforma lo que fue, en lo que sera. Pero no importa lo que este escrito en las estrellas cada quien es responsable de interpretar en su propio interior lo que crea conveniente.

_ En tiendo, eso quiere decir que mediante estas bases establecidas del inconsciente se pude predecir el porvenir de una persona, pero aún así, hay engranajes que quedan al azar de cada quien.

_ Sí, estas en lo correcto, estas bases no son otra cosa que proyecciones simbólicas que permanecen sujetas al espacio y el tiempo para dar a entender una idea fundamental del niño que habita en el inconsciente de cada quien.

_ Comprendo, en toces este mundo en el que estoy sumergido es una simbolización estructurada de mi propia búsqueda interior, eso quiere decir que la torre, la ciudad de los sombiz, el rascacielos y el ascensor son formas y escenarios invertidos desde mi realidad hacia mi inconsciente para reiterar conflictos emocionales que no había podido superar.

_ Exacto, ahí tienes a través de ti mismo la respuesta a tu pregunta original, este mundo nace de ti mismo, así como la obra de un artista refleja en sus colores y trazados todo su mundo interior al mismo tiempo la ejecución de la obra y su conclusión le están gritando subjetivamente al pintor la respuesta simbólica y espiritual de sus conflictos más ocultos, por lo tanto, no es el artista el que esta haciendo del arte una composición, es el arte quien esta componiendo al artista para hacerlo un mejor individuo.

_ ¿Pero cual es el propósito de todos estos fenómenos psíquicos, espaciales y oníricos?

_ Llegar al razonamiento intrínseco y hacer que la luz y la sombra dentro de un individuo se reconozcan, se equilibren y se totalicen para dar nacimiento a una nueva consciencia.

_ ¿Y que es eso del niño que habita en el inconsciente?

_El niño es el alma del alma humana la esencia más pura de la humanidad, todos los llevamos dentro pero lo eclipsamos cuando nos hacemos adultos, su presencia es como la claridad de un espejo y la obra de un pintor, en su pureza esta la verdad más profunda que podamos encontrar en nosotros mismo, nos revela lo que realmente somos y hacia donde debemos ir.

_ Si estoy dentro de mí ¿puedo encontrar a ese niño?

_ Si, él te esta esperando, cada paso que das en este mundo te acerca más a él. Ahora tienes que irte, tu tiempo aquí ya termino.

_ Solo una pregunta más ¿si hubiera entrado en otra puerta del pasillo abría cambiando mi comprensión de las cosas?

_ Por supuesto que sí, porque en cualquier momento no importa lo lejos que hallas llegado tu destino puede cambiar por una mala decisión, la intemperie del riesgo de tus decisiones queda a tu propia suerte, más no pasa inadvertida al inconsciente que puede ver más allá del espacio y sincronizar eventos que cambien tu vida, si expandes tus sentidos en la oración, la meditación, la sinceridad, el canto, el arte y la escritura tendrás la respuesta correcta a las señales de tu niño interno, porque el es quien planifica los sucesos causales como posibles soluciones a tus conflictos existenciales y pasionales.

_ ¿Hora hacia donde debo ir?

_ Hacia lo más alto de la montaña, solo allí encontraras la paz que tanto anhela tu corazón.

Dichas estas palabras el oráculo desapareció de mi presencia como polvo que se desvanece en el viento dejándome un poco desorientado de mi destino.

Al salir nuevamente al largo pasillo, las puertas que se encontraban a los laterales desparecieron dejando solamente una que se ubicaba en el fondo del corredor.
Al pasar por la única puerta que quedaba me encontré nuevamente con una escalera de caracol, amurallada por los ladrillos de una torre, pero esta ves no descendía hacia las profundidades sino que se elevaba hacia las alturas.

Ascendiendo sin apresurar la marcha, recordé que sin advertir antes como había llegado ha este mundo onírico, empecé mi largo camino tropezando por una espiral similar. Caí en cuenta que debajo de la silla del inconsolable anciano también se dibujaba un espiral, al igual que en el mandala que serbia de alfombra al oráculo.

Echando cabeza comprendí que al principio la espiral de caracol descendía hacia los enigmas de mi psique y que luego de a ver llegado al su núcleo evolucionaba hacia los confines de la existencia, al igual que los giros que dan las vicisitudes, o el incansable movimiento de una galaxia, la espiral era el símbolo de la muerte y el nacimiento contemplando la metamorfosis de cada ser.

Llegando hasta el ultimo escalón cruce una puerta hecha a mi medida.


LA MONTAÑA


Como por arte de magia aparezco en un sendero frondoso rodeado de cirrocumulus que se pasean en la cúspide de una montaña, sobre el sol, se arquea una aureola primaveral, en el horizonte florece un paisaje colorido de vegetación selvática resplandeciente en la luz del alba, aire frío, neblina y cerros se despliegan a lo largo y ancho de un selva tropical.

Paseando por un pedacito de cielo voy tocando con la yema de mis dedos el pasto que me conecta a la tierra. Traspasando las verdes hojas de los almendrillos los rayos del sol transforman el vacío del bosque en un cuento de hadas.

Debajo de mis pies las hormigas marchan de un lado a otro ocupados en su labor, sobre mi cabeza las aves viajan a través del azul celeste, toda la energía a mi alrededor retumba al unisono de mi corazón.

El cosmos galáctico vibra dentro de cada pequeña partícula de este ecosistema, y este ecosistema vibra dentro de cada pequeña partícula de mí cuerpo.

Respiro la vida, Oigo la vida, Veo la vida, Siento la vida y Saboreo la vida fluyendo al compás de mis sentidos expandiéndose por toda la fauna silvestre.

Caminando por la montaña voy presenciando la metamorfosis del día, la tarde y la noche.

Suave, serena y húmeda se vigoriza la madrugada despertando en el canto de los ruiseñores, antes de comenzar la supervivencia diaria todas las especies de la selva gozan de un lapso perdido en el tiempo donde el rocío de la mañana los abraza con su paz espiritual, y por un instante todas las criaturas son un mismo soplo de aliento dejando a un lado sus instintos predadores, reconociendo así la mística que los une como hijos de la madre tierra. Poco a poco el resplandor solar va calentando el día permitiéndole a las plantas alimentarse del agua que viaja a través de la neblina. Balanceándose entre las ramas los chimpancés van haciendo malabares alborotando con su chillido una bandada de guacamayas que alzan su vuelos entre la copa de los arboles, sin prisa las orugas se alimenta de la hojas y las mariposas morfo van revoloteando sobre las flores resaltado en su azul índigo, en las heladas corrientes de los ríos los salmones se van dejando llevar hacia el mar, los mosquitos zumban sin parar de un lado a otro, entre el cielo y la tierra todo lo que respira se mueve. Rígida, áspera y soleada se calienta la tarde ahuyentando las serpientes del camino que se ocultan en la sombra de las rocas para emboscar a los curiosos y mal aventurados que se topan con su veneno, en los espacios abiertos el calentamiento están agudo como la combustión de un desierto dejando a la intemperie a las fieras mas resistentes para luchar contra el calor, en calor del sol, los samuros vuelan en círculos esperando la muerte de un viejo cunaguaro, la comida de unos es el descenso otros. A estas temperaturas y altitudes el conocer cada pequeño detalle de la naturaleza, sus colores, sus sabores y sonidos es lo único que garantiza la supervivencia. Cuando cae la luz rojiza del atardecer opacada por el manto estelar comienza la conversión de los sentidos conectando al hombre con su intuición sobre natural, todo lo que se puede ver en las tinieblas de la noche son sombras irreconocibles que se convierten en figuras amorfas que juegan con los miedos mas profundo del ser, los sonidos se convierten en ruidos perturbadores que golpean el tímpano como la bulla incansable de una ciudad que nunca duerme, ningún lugar es seguro, las criaturas asechan en cualquier rincón, mirando, esperando el cansancio de los ojos para devorar a los intrusos, la oscuridad reconoce los latidos de un corazón asustado.

Caminando en la abstracción las luciérnagas centellean a mi alrededor acompañadas por el canto de los grillos y las ranas. El monte alto rasguña mis brazos haciendo mas lento mi andar, pero ya he paso por muchas dificultades, ahora veo que en este loco mundo onírico ahí algo mas que me guía y me inspira a seguir caminando.

Sobreviviendo en los caminos de esta montaña puedo comprender que existo mas allá de los sueños y la realidad que la consciencia es parte del inconsciente y que, aunque los traumas atormente mis sentimientos dejando a la deriva los pensamientos puedo organizar mis emociones a través del razonamiento intrínseco y elegir mi propio camino a la vida. En este momento se que tengo el poder de despertar en mis sueños y racionar los enigmas de mi pasado para lograr un mejor porvenir.

Siguiendo la marcha hacia lo más alto de la montaña vi a un costado de la ruta un inmenso pastizal dorado que brillaba como el sol.


EL ALMA DE UN NIÑO


Caminando entre el pasto dorado hacia la frescura de un enorme samán vi volar sobre las nubes un cometa de colores, de esos que adornan los cielos de los barrios humildes.

En el horizonte las montañas se perdían con el firmamento vislumbrando en la claridad de la luna centellas fugaces que cruzaban el orbe.

Pasando rápidamente frente a mi iba un niño gritando.

_ ¡corre! ¡corre!, ¡corre de tras de la aurora!

En su veloz zancada alzaba aquel cometa de colores que ya había visto sobre las nubes.

A la distancia la cola del papagayo se fue alargando para formar una estela cromática que se mezclaba entre el amarillo, el naranja, el rojo, el azul índigo, el violeta y el verde limón creando en su resplandor una aurora que embellecía la oscuridad del espacio.

Impulsado por una inmensa alegría corrí detrás del chiquillo para alcanzarlo, su enérgico entusiasmo me inspiraba a querer ser tan libre como la luz de la mañana.

Al alcanzarlo nos detuvimos debajo del samán donde el hombrecito se puso a buscar algo sobre la hierva, mirándome enfáticamente me dijo.

_ ¡Cuidado! ¡No te muevas! porque puedes aplastarla.

_ ¿Aplastar que niño?

_ La felicidad, es que corrí muy rápido y se me cayo.

_ ¿Pero como es?

_ ¡Hooooo! ¿No sabes como es la felicidad? Pero si es fácil de reconocerla solo tienes que visualizarla.

_ Pero si la felicidad es solo una visualización eso quiere decir que en realidad no existe pequeño.

_ Claro que existe no la puedes ver porque tu no quieres hacer nada para encontrarla, solo vives en un mundo superficial donde el amor es una vulgar manipulación sentimental y las apariencias se dejan llevar por las apariencias extinguiendo la sinceridad del alma.

_ ¿Cual sinceridad niño? Tu dices eso porque solo eres un infante y no puedes saber lo duro que es estar en los pensamientos de un adulto.

_ ¿Pero cuales pensamientos? Si los adultos no piensan en nada sencillamente se dejan llevar por los objetos materiales y físicos olvidando por completo que dentro de su humanidad vive un alma que vibra al unisono de la creación, un alma que solo necesita recibir y dar amor para ser feliz.

_ Lo que dices escapa a la realidad porque es muy fácil enamorarse de cualquier cosa o persona pero cuando el amor se pierde o no es correspondido es muy doloroso.

_ Eso pasa porque para los adultos el amor esta fuera del cuerpo, en otras personas y sobres los objetos, pero jamas buscan dentro de su propia alma.

_ Pero di me pequeño, que ahí dentro del alma humana que pueda darle paz a las sombras del pasado.

_ El milagro de la vida.

Caminando hacia mi el pequeño me abrazo haciéndome sentir una paz espiritual que había buscando durante tanto tiempo, desvaneciéndose poco a poco en mis brazos el niño se fue uniendo a mi cuerpo y mi espíritu, en ese momento entendí que aquel pequeño era la parte de mí que había perdido año atrás, la fantasía y la inocencia que se habían trasformado equívocamente en errores y rebeldía. Más vivo que nunca seguí mi camino a la cima.


COMPLEMENTACION ANIMICA


Llegando a la cumbre de la sierra veo en la distancia los valles, océanos, lagunas y desiertos de todo el planeta conectándose en un solo ecosistema que respira y comparte toda su virtud.

En la cima, las frías corrientes de aire congelaban mi piel, a merced de una hipotermia tenia que conseguir un refugio acogedor para calentar los músculos entumecidos.

El fuego de mi voluntad me mantenía en pie, pero el vigor de mi cuerpo me abandonaba rápidamente. La angustia me invadió por completo abismando mis esfuerzos, sin saber que hacer deje caer mi humanidad al suelo.

Mis deseos de seguir me mantenían lucido mirando las estrellas y la luna llena, pero a pesar de mi obstinada insistencia el final de mi travesía me sorprendía haciendo brotar lágrimas de impotencia.

Fue efímero cuando recordé que ya había estado aquí, aquella evocación, de encontrar algo perdido entre las amorfas nubes de la noche helada, me lo recalco con mayor lucidez.

Juro que esto ya lo había vivido, ondeando en el rompecabezas de mi sensaciones la chispa del niño guiaba mi camino hacia su presencia.
Llorando desdes otras tierras apareció ella en vuelta en un destello de luz, justo antes de mi último aliento. Confundida al igual que yo cuando llegué a este mundo de ensueños, ella buscaba entre los laberintos de sus recuerdos revivir una promesa que se había hecho desde niña.

Delgada, casi de mi estatura, con un aura que desbordaba una profunda devoción afectiva, tan sensible que desde muy lejos podía sentir mi dolor. Resplandecía en el brillo de su desnudes.

Mirándome con sus ojos transparentes de sinceridad y pureza, seco sus lágrimas dibujando una leve sonrisa en los labios. Apartando la maleza de mi alrededor me dijo: “ven a mí, deja de luchar con tu ego y amemonos, porque juntos somos infinitos”, luego la luz que la rodeaba se hizo mas intensa hasta dejarme ciego por un instante. Cuando recupere la visón su cuerpo yacía tirado en el suelo y su alma flotaba en el aire como si fuera su mismo cuerpo pero trasparente y brillante, en vuelto en una llama violeta.
Arrastrándome en la grama, herido y medio muerto llegue hasta el brillo de sus pies. Mirando al suelo le pregunte.

_ ¿Eres un hada?

_ No, soy igual que tú, ni más ni menos.

_ ¿Pero como sabes que somos el uno para el otro?

_ Porque ya lo hemos sido en muchas otras vidas, solo que los sentimientos no se pueden percibir en la realidad humana, como los percibe el alma en el inconsciente.

_ Pero cual es la diferencia, si siempre nos enamoramos de muchas otras personas.

_ Sencillamente porque cuando estamos juntos no tenemos que fingir ni, juzgar, ni usar mascaras para fluir como uno, no trates de acordarte, solo mira me a los ojos.


Tan solo con el cruce de nuestras miradas, entendí que la distancia que nos había separado no era kilométrica, sino de pasiones que se guardan en lo más hondo del alma, para aflorar tan solo en la presencia del ser amado.

Sincronizando los sentimientos, nos encontramos en el mismo lugar para recordar juntos los que nos unía mas allá de los sueños.

En una visión telepática compartimos el mismo recuerdo de cuando eramos adolescentes y nos encontramos en la causalidad de las tragedias, despertando, en ese primer encuentro, la pasión de sentir la presencia del otro aunque los cuerpos estuviesen lejos, como un aroma que penetra en el corazón y se manifiesta en palpitaciones aceleradas que desprenden el alma en sueños y recuerdos, para volar a través de los astros hacia su complementacion anímica.



CONFESIONES


Atrapado en una fiesta de fin de año me estaba muriendo por dentro, la casa resplandeciente en lujos y comodidades era una grieta cubierta con benditas que mostraba a los glotones invitados la cara fina y presentable que se alejaba de las discusiones y gritos familiares que retumbaba a diario los rincones que ya había estremecido la bestia hacia unos 12 años atrás.

Al verlos a todos reunidos, sus logros aplastaban mi equivoca existencia, las luces de navidad que parpadeaban enrolladas en el arbolito le daban vueltas a mi cabeza.

Todo era una mentira, la familia, los amigos, los títulos, la emancipación, el sexo, todo era una vulgar ilusión de los anhelos reprimidos y mal aventurados de mis experiencias, a la final siempre me encontraba perdido en otro mundo, deseando con todas mis ganas saltar del edifico más alto.

La ultima copa la tome de un solo sorbo, para sentir como el amargo licor bajaba quemando mi garganta.

Alejándome de los invitados, de la musica escandalosa y las risas fingidas subí las escaleras y me aisle en mi antigua habitación de niño.

La muchedumbre siempre me hacia huir hacia los espacios aislados, donde nadie pudiera adivinar lo que hacia, no por miedo, ni ocio, sino porque me sentía cómodo en la paz del silencio, como si las voces que escuchaba en mi cabeza se durmieran.
ahí, inmóvil, recostado de la cama me quede observando la luna llena a través de la ventana, hasta que una sombra negra golpeo mis pensamientos, haciéndome entra en un trance histérico, como si sufriera de un repentino ataque epiléptico.

En el torbellino de locura puse mis manos en mi contra, las pose alrededor de mi cuello y apreté con todas mis fuerzas hasta casi asfixiarme.

En el forcejeo pataleaba las paredes y derribaba todo lo que encontraba atravesado en mi camino.

Me odiaba profundamente, por no a verme defendió en aquel momento de la bestia, castigando mi vivir en una irracional existencia.

En la cólera de mi demencia no advertí que la puerta de la habitación estaba abierta, hasta que en chock vi la silueta de su cuerpo a contraluz de la entrada.

Sin intimidarse por mi alocada actuación, se quedo ahí, sin decir nada, como tratando de apaciguar mi comportamiento con su alma.

Entre cejas fruncidas le grite: “¡vete de esta mierda!”, aunque en realidad no sabia quien era, porque el destello de la luz que alumbraba el pasillo hacia borrosa su imagen. A pesar de mi contesta altanera respondió tranquilamente, sin asustarse.

_ No dejes que el recuerdo te haga daño, aunque no lo creas sé por lo que estas pasando.

Su voz en el caos del espacio fue como una caricia que calmo de inmediato mi arrebato de locura, apenado por mi mala contestación, rendí todas mis fuerzas y de nuevo me senté a orillas de la cama a contemplar la luna sobre la lluvia que se había desatado en mis ojos.

Pensé sin importancia que se iría, y me dejaría solo en aquel laberinto oscuro, pero sigilosamente cerro la puerta y se sentó a mi lado. Su cuerpo a pocos centímetros del mio paralizo momentáneamente mi corazón. No me atreví en aquella confusión a mirarle el rostro, haciendo un esfuerzo sobre humano clave mis ojos en los misterios que ocultaba la inalcanzable luna, de momento estaba volando sobre las nubes, hasta que de nuevo su voz me hizo aterrizar, pero no en la tierra, sino en su alma.

_ Dicen que solo un loco puede entender a otro loco, y que lo que hablan entre ellos es un lenguaje superior al de la consciencia colectiva.

Suspirando seque mis lágrimas con la manga de la camisa y le pregunte sin quitar la mirada de astro nocturno.

_ ¿Tu también estas atrapada entre las cicatrices del pasado?

_ Sí, y te confieso, sin conocerte, que también quisiera huir a una isla donde no exista nadie más que yo, por eso te pido disculpa, porque se que esta es tu isla y yo solo soy una intrusa.

Lentamente aparte los ojos de la luna llena y la mire solamente a ella. Entre todo el tumulto de gente que se había reunido abajo a esperar el fin de año, ella era el único ser que podía sentir vivamente mis tragedias. Su rostro mostraba una serenidad que ocultaba terribles desventuras, tan profunda era su esencia que absorbía la mía, como si su dolor arrullara mi dolor para dejar de sentir sufrimiento delante de ella. Tragando algo de saliva atragantada en mi garganta le dije, intentando dibujar una sonrisa amigable.

_ Tranquila, la ventana es lo suficientemente grande para los dos.

Sin que ella advirtiera mi nerviosismo, nos quedamos en silencio. Luego de una hora de estar en sumisión y sentir hasta la mas leve gota de sudor en su piel, me sentía tan cómodo a su lado que los nervios se fueron transformando en una mezcla de paz y felicidad.

Arrimándose lo mas posible a mi, apoyo su cabeza en mi hombro y me dijo dulcemente: “abraza me”, cuando mis brazos se anudaron a su cuerpo, en sus mejillas las lágrimas echaron a correr y temblando me confeso.
_ Desde hace años estoy arrastrando una pena que calcina mi espíritu, hay días que no se quien soy, ni lo que hago, solo quiero que sepas que estoy aquí porque ya no tengo nada que perder, si quieres puedes tomarme y hacerme tuya, en la mañana todo se olvidara.

Escucharla decir esas palabras era como mirar a una mujer atada a una estaca de madera siendo quemada y torturada, como lo hacían en épocas medievales donde cualquier joven acusada de bruja era quemada, a pedrada, escupida y humillada en publico.

Su alma en llamas despertó sentimientos que nunca había sentido, aflorando pasiones inimaginables por mi espíritu sumiso, confesé sentir en se momento lo que ya había sentido cuando se sentó a mi lado sin hablar.

_ No me importa tu pasado, solo quiero tomar de ti tu presente, no por vicio, sino por amor... te amo.



ALMAS GEMELAS


Casi muerto, con sus manos traspaso la carne y los huesos de mi cuerpo para masajear mi moribundo corazón, que se congelaba a merced de las heladas corrientes que soplaban en la cima de la montaña, de un jalón separo mi espíritu de la armadura que lo aprisionaba abrigándome en su calor.

En un juego de caricias mi alma se fue uniendo a ella elevándonos más alto que las montañas para alcanzar el fulgor de las nebulosas, moribundo en el suelo quedaron nuestros cuerpos que se fueron evaporando para formar parte del oxigeno, la tierra, los arboles, las frutas y los océanos.

En un beso liberamos todos esos sentimientos que habíamos guardado durante años y que tanto se habían confundido en la piel de otras personas

En el circulo de la reencarnación siempre habíamos estado juntos, hasta llegamos a amarnos siendo en otras vidas individuos del mismo sexo, parientes de la misma familia, criaturas de distintas razas, formas y colores.

Los sentimientos del alma no eran esas reacciones impulsivas que las personas seguían por placer o engaño mutuo, sino que se escondían en esas extrañas parejas opuestas que al unirse hacían un complemento espiritual.

El sol, y la luna eran los opuestos universales que siempre habían guiado inconscientemente al hombre hasta este entendimiento astral.

Envueltos como un meteorito fuimos traspasando la capa de ozono, a toda velocidad cruzamos el sistema solar y la vía láctea, el amor nos seducía a través de los confines del espacio.
En un abrazo fundimos nuestra esencia para procrear un nuevo ser que irradiaba la complementacion anímica de la creación.

De nuestra luz nació un niño que voló hasta otro universo.

En su corazón llevaba la fuerza de la madre y la sabiduría del padre, y en su alma el amor que sembraría una nueva consciencia, fundada en la sinceridad y la unión.


AMOR.


Mirarte de lejos y verte crecer le da sentido al día en que nos conocimos.

Como un niño pidiendo auxilio en ti deje mi alma para descansar de las sombras que atormentan mi pasado.

Sobre tu piel desnuda escuche latir tu corazón, la vida nos envuelve entrelazando nuestras almas para soñar con un mejor mañana.

Ocultos en un rincón de las estrellas a lo lejos se escuchaba la bulla de una ciudad desesperada por la rutina y las mascaras de la sociedad.

Volando en la venta de nuestro refugio revolotean las constelaciones como mariposas enamoradas de nuestra pasión.
Como expresarte lo que estoy sintiendo si fue tu amor quien me inspiro a escribir este poema que nace de tu vientre.

Si existe un dios solo el sabe lo feliz que me hace estar en ti aunque seamos de diferentes dimensiones.

Tu existencia complementa la mía, tu luz ilumina mi oscuridad, tu presencia me hace callar y gritar por dentro, tan solo con un beso te puedo decir lo que siento.

No es tu cuerpo, no es tu sexualidad, es la trascendencia de nuestros géneros mas allá de lo material.
Tu eres el origen de mi espiritualidad y el nacimiento de mi consciencia.


UN DIOS MÍSTICO


Unificados sentimos la irradiación energética de dios.

No era el dios de las religiones mundanas que adoraban los creyentes fanáticos de sus propias creaciones dogmáticas. Manipuladores del vacío espiritual con el cada hombre nace para jugar con la voluntad de los que duermen atrapados en las pesadillas de sus traumas y el descontrol de su propia alma. De aquellos que desahogan todos sus pecados en una imagen totémica para poder seguir cayendo en los mismos errores.

Místico como las fantasías esenciales de un chiquillo para desarrollar su sano crecimiento era el dios del universo.

El dios de la voluntad, la sincronicidad y la causalidad, de la energía y la materia, de la luz y la oscuridad.

El dios que cada uno lleva en su interior. La unificación anímica de los designios humanos en un solo sentimiento, amor, tan simple y puro como un niño que lo enmascaramos con el ego adulto.

Por un instante nos fundimos a todas las formas sustanciales del inconsciente derramando sobre nuestra consciencia todo el conocimiento de la existencia.

Las partículas dispersas en la antimateria se comunicaban en una infinita sinapsis para formar un hipocampo cósmico que le daba memoria a todo el universo de las ramificaciones psíquicas que se entrelazaban con cualquier individuo haciendo de los pensamientos un microcosmos del macrocosmos astral que guarda a través de los siglos la evolución potencial de los seres.

El vientre de la vida nos envolvía para ser uno con la creación y dejar de renacer en el cuerpo, para ser infinitos en el alma.

Más allá de los sueños nos encontramos con nuestro hijo perdido, pero era uno, sino miles que estaban esparcidos por todas las galaxias construyendo los pilares de un nuevo camino a la vida.







DERECHOS DE AUTOR: JUAN JOSE MORILLO CARDOZO
VENEZUELA-MARACAY-EDO. ARAGUA.

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